bienvenidos a la puerta A01 | welcome to gate A01
no sé ni yo muy bien dónde va esto, pero quizás os acaba gustando el destino. | even though I'm not sure myself where this is going, maybe you'll end up liking the destination.
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Puerta A01
Hace un mes y medio empecé a estudiar diseño y el otro día la profe de la uni me comentó uno de los trabajos y decía: “Es un placer encontrarse con gente con un nivel creativo tan alto”. Yo, hace un año, hubiese dicho (y me decía a mi misma) que no era una persona creativa, que yo era “de ciencias”. Últimamente siento que mi cerebro no me deja dormir porque no para de crear, solo se me ocurren cosas que escribir y proyectos que empezar. Me pregunto si es que he cambiado o si simplemente he aceptado quien soy. Quien he sido siempre.
Hoy le contaba a mi psicóloga que no recuerdo un día desde que tengo uso de razón en el cual no haya pensado en escribir. Recuerdo irme a dormir y cada noche pensar en escribir un libro. Juro que no exagero cuando digo cada noche. Intentaba darle forma y pensar sobre qué escribiría, pero al final mis pensamientos limitantes salían ganando: qué vas a escribir tú, no tienes imaginación, no sabes escribir como lo hace x, no tienes tiempo, no se te ocurre nada, no vale la pena. Mi reacción para dejar de escuchar esto era irme de ahí, cerrar la puerta al salir e irme a dormir. Al día siguiente, los mismos pensamientos, incansables, volvían a llamar a la puerta.
Ahora quiero contaros una cosa que quizás parezca que no tenga mucho que ver. Hace dos años y medio, leyendo en mi habitación, empecé a escuchar un pitido. Pensé que sería la luz o algún aparato electrónico y lo dejé estar. Unos días después escuché otra vez el mismo pitido mientras leía, pero esta vez en el comedor. Volví a pensar en lo ruidosas que eran las bombillas de esa casa. Más adelante, un día me fui a dormir y volví a escuchar el ruidito, pero esta vez no estaba leyendo y las luces estaban apagadas. A partir de ese día, no ha habido día que no lo escuche, porque el pitido está en mi cabeza. Y darme cuenta de eso fue horrible.
Me volví loca. Me daba ansiedad, no paraba nunca, quería deshacerme de él, quería silenciarlo, quería que se apagase. Y no lo hacía. Llegué a preguntarle a otra persona que pusiera su oído cerca del mío para ver si escuchaba algo. Enserio, me volví cucú. Fui al médico intentando encontrar la causa del silbido. La conclusión fue que no tenía causa aparente. Tenia simplemente tinnitus, acúfenos, y no tenía solución. Era para toda la vida. Cuando la médico me preguntó que qué hacía para lidiar con ello, le contesté que meditar e intentar no pensarlo. Me dijo que muy bien, que esa era el único tratamiento que había. Me dio el nombre de una asociación de gente con tinnitus a la que nunca acudí.
Cuando empezó esto estudiaba y trabajaba siempre con música o con ruido blanco de fondo para no escucharlo. Me dijeron que cuando me acostumbrase dejaría de escucharlo. Spoiler: no ha sucedido. Lo sigo escuchando todo el rato pero ya no me altera, vivo con ello. Lo he aceptado, lo he embraced. Podríamos decir que he redefinido el silencio. He redefinido mi silencio. Incluso a veces, en momentos cuando le estoy dando demasiadas vueltas a algo que no lo merece, me concentro en el pitido y lo escucho. Me aferro a él como vía de escape de mis pensamientos, para darme un respiro. Es como tener algo físico a lo que agarrarme cuando necesito un salvavidas mental.
Todo esto lo cuento por una razón, y es que justo hoy me he dado cuenta de que esos pensamientos que tenía sobre crear y escribir eran un poco como ese pitido. No los quería escuchar, no los aceptaba y no les daba permiso para estar ahí; pero eran inherentes a mi y no me podía librar de ellos. Me he dado cuenta de esto mientras me preparaba un yogur con cosas. De repente he sentido la NECESIDAD (en mayúsculas) de sentarme a escribirlo. El yogur ha acabado siendo un yogur sin cosas y ni me lo he comido porque escribir esto era más urgente. Tenía miedo de que las palabras se me escapasen, de ponerme a escribir y que fuese ya demasiado tarde.
No sé por qué me sucede. No sé a qué viene esta necesidad de escribir y de compartir. Porque es así, no me basta con escribir a veces, también tengo que compartirlo. No sé cuál es la causa, pero por fin he aceptado de que es así. Soy así. Me he dado cuenta de que soy una persona creativa cuando me he dado permiso para serlo. Cuando he dejado de juzgarme y me la ha empezado a pelar un poco todo. Cuando he redefinido quién soy. Ha sido entonces también cuando he empezado a ser un poco más feliz. Al parecer, me hace feliz tener ideas que me parecen super guays, y me hace aún más feliz hacer algo con ellas. Tuve la idea de empezar una newsletter y me hizo muy feliz. Incluso antes de empezarla, incluso antes de que alguien se suscriba e incluso aunque nadie lo haga.
Hace ya un tiempo que tuve esta idea. Me pasé horas creando el logo, pensando el título y estructurando contenidos que ni existían. Y la verdad es que siguen sin existir, pero esta reflexión ha hecho que me decida a empezarla. Salga lo que salga. Porque me hace feliz la idea de darle a publicar. Porque me apetece compartir que estoy contenta con el logo que me ha quedado y con el nombre que le he puesto. Porque creo que concepto de newsletter que me gustaría crear puede estar muy guay. Porque simplemente necesito compartirlo y lo único que me lo impide soy yo misma. Y he decidido que no quiero ser así, no quiero impedirme nada.
Poco a poco iré explicando de qué va esto. De momento, solo espero que os provoque un mínimo de curiosidad y os suscribáis para recibir en el correo la información de vuestra próxima puerta de embarque. Aunque no sepa ni yo muy bien dónde va esto, quizás os acabe gustando el destino.
Espero veros pronto por aquí,
Gate A01
A month and a half ago, I started studying design. The other day, my professor at the university, said about one of my assignments, "It's a pleasure to come across people with such a high level of creativity”. A year ago, I would have said (and I was telling myself) that I wasn't a creative person, that I was a “science person”. Lately, I feel like my brain won't let me sleep because it keeps creating. It keeps coming up with things I wanna write and projects I wanna start. I wonder whether that means I changed, or whether I simply accepted who I am. Who I always was.
Today I was telling my psychologist that I can't think of a day since I can remember when I haven't thought about writing. I remember going to bed every night thinking about writing a book. I swear I'm not exaggerating when I say every night. I tried to shape it and think about what to write, but in the end, my limiting thoughts won: "What are you going to write? You have no imagination. You can't write like this person. You have no time. You can't think of anything worthwhile." In order to stop listening to these thoughts, my reaction was to leave that mental place, close the door, and go to sleep. The next day, the same relentless thoughts knocked at my door again.
Now, I want to tell you something that may seem unrelated. Two and a half years ago, while reading in my room, I heard a beeping sound. I thought it might be the light or some electronic device and I just ignored it. A few days later, I heard the same beep again while reading, but this time in the dining room. I thought about how noisy the light bulbs were in that house. Some days later, I went to bed, and I heard the beep again. But this time, I wasn't reading, and the lights were off. From that day on, there hasn't been a day that I haven't heard it because the beep is in my head. And realizing that was horrible.
I went crazy. It gave me anxiety, it never stopped, I wanted to get rid of it, I wanted to silence it, I wanted it to turn off. And it just didn't happen. I even asked someone else to put their ear close to mine to see if they could hear anything. Seriously, I went cuckoo. I went to the doctor trying to find the cause of the ringing. The conclusion was that there was no apparent cause. I simply had tinnitus, and there was no solution. It was for life. When the doctor asked me what I was doing to deal with it, I replied that I meditated and tried not to think about it. She said that was great, because that was the only treatment there was. She gave me the name of a tinnitus association that I never went to.
When this started, I always studied and worked with music or white noise in the background so I wouldn't hear it. They told me that when I got used to it, I would stop hearing it. Spoiler: it hasn't happened. I still hear it all the time, but it no longer bothers me, I live with it. I embraced it. We could say that I have redefined silence. I have redefined my silence. Even sometimes, when I am overthinking something that is not worth it, I focus on the ringing and listen to it. I cling to it as an escape route from my thoughts, to give myself a break. It's like having something physical to hold on to when I need a mental lifeline. It is kind of my mental lifesaver.
I am telling you all this for a reason, and it's because today I realized that those thoughts I had about creating and writing were a bit like that ringing. I didn't want to hear them, I didn't accept them, and I didn't give them permission to be there; but they were inherent to me and I couldn't get rid of them. I realized this while I was preparing a yogurt with stuff. Suddenly I felt the NEED (in capitals) to sit down and write about it. The yogurt ended up being yogurt without stuff, and I didn't even eat it because writing this was more urgent. I was afraid that the words would escape me, that I would start writing and it would already be too late.
I don't know why this happens to me. I don't know why there is this need to write and share. Because it is like that, sometimes writing is not enough, I also have to share it. I don't know what the cause is, but I have finally accepted that it what it is. I am like that. I realized that I was a creative person when I gave myself permission to be so. When I stopped judging myself and started to not care about everything so much. When I redefined myself. It was then that I started to be a bit happier too. Apparently, it makes me happy to have ideas that I believe are pretty cool, and it makes me even happier to do something with them. I had the idea of starting a newsletter, and it made me very happy. Even before starting it, even before anyone subscribes, and even if no one does.
I had this idea a while ago now. I spent hours creating the logo, thinking about the title, and structuring content that didn't even exist. And the truth is, the content still don't exist, but this reflection has made me decide to start it anyway. Whatever happens. Because the idea of pressing the publish button makes me happy. Because I feel like sharing that I'm happy with the logo I've created and the name I've chosen. Because I think the concept of newsletter I'd like to create could be really cool. Because I simply need to share it, and the only thing holding me back is myself. And I've decided that I don't want to be like that anymore, I don't want to hold myself back.
Later I'll explain a bit more what this is about. For now, I just hope it sparks a bit your curiosity and you subscribe to receive in your email the information of your next boarding gate. Even though I'm not sure myself where this is going, maybe you'll end up liking the destination.
Hope to see you soon around here,
Pues aqui estamos, esperando la siguiente puerta de embarque.
Enhorabuena por dar el primer paso (de lo más difíciles). Ahora, a por el siguiente.
Que valiente el publicar solo por el placer de hacerlo y reconocer que te hace feliz.
Me ha inspirado mucho 🫀